Necesito a mi amigo...

Llevo meses deprimida, meses en los que no encontraba sentido... sólo visiones ficticias... Llevo meses llorando, peleando, culpando, blasfemando confundida. Menuda faena la mía, estoy buscando un psicólogo, alguien quien me ayude a ordenar mi cabeza, prioridades, sentimientos, frustraciones, realidades y mentiras.
Estos meses casi me cuestan mi matrimonio... fracasada en la vida, fracasada en el intento por encontrar el amor verdadero, otra vez sentí ese: "dios me equivoqué" y tuve una gran pelea con Dios y también tuvimos nuestras reconciliaciones. Dudé de amar a mi marido, dudé de mí y de los motivos que me trajeron aquí.
Odié la Argentina con todas mis fuerzas, estaba enojada y buscando razones para enojarme, desde luego aquí es muy fácil encontarlas... gritan, traicionan, faltan el respeto, humillan y discriminan. Es fácil culpar al auto-exhilio de tanta desesperación, es sencillo culpar a una sociedad entera por lo que son y no me gusta, pero yo vine aquí sola... nadie me obligó.
Estuve, durante meses, tratando de escapar de una realidad que me atosiga, me oprime y no me deja respirar. Me llené de trabajo, actividades, estudios, salidas y cerveza, deseando con locura un porro que me sacudiera la cabeza. 34 años y aún no sé lo que es ser madre... me duele, cada mes -cuando viene la regla- se convierte en un lamento silencioso en el baño, un mal humor constante, desesperanza y duelo.
Y los culpé a todos, y me culpé a mí. Llegué a creer que había arruinado mi vida, llegué a creer que todo por lo que luché se desvanecía, que mis sueños eran tontas chiquilinadas, me convencí de que el amor no existía y que la vida -mi vida- era una porquería. Una semana sola, sin marido en casa, sin trabajo abrumador, sin salidas desesperadas; una semana sola, televisión, libros, "mi" música y yo... bastaron para entenderlo todo:
Necesito a mi amigo... así de simple.. Necesito a mi Beto, a mi confidente, a mi fongus, mi ever after. Necesito hablar con todas las verdades en la boca, hablar, hablar, hablar. Decir todo lo que pienso y siento, llorar, reír a carcajadas, lo necesito a él porque él me hacía sentir importante, me admirada y ¡por dios! necesito admiración! Admiración por la vida, las luchas, las equivocaciones... Esa admiración que te alienta a seguir adelante y te escupe las verdades a la cara... esa admiración que viene del alma y te dice: "tas bien pendeja", "órale!, no manches".
Te necesito Jaime Alberto! tus fotos, tus abrazos, tus palabras, tus mentadas de madre. Necesito tu verdad porque es muy similar a la mía; necesito contarte la neta del planeta, sin miedos ni aldulteces; quiero sentirme idiota a tu lado, absolutamente idiota porque contigo no necesito estar a la defensiva, contigo no preciso esforzarme por brillar porque tus ojos me llena de luz y cuando llega la oscuridad puedo decirte "estoy perdida", "ayúdame por favor", o como sólo tú y yo lo sabemos: "sólo escúchame, no me des consejos".
Te extraño cabrón! Pinche Beto ¡ay cómo te extraño! La complicidad en la mirada, en los gestos, hablar con el silencio. Me haces falta en este momento de mi vida, ahora que somos "grandes", ahora que comienzan a concretarse los proyectos y hace falta un nuevo impulso para continuar la vida, ahora que somos lo que pensamos ser, ahora que empezamos a pagar las facturas de lo que nos atrevimos y de aquello en lo que fuímos cobardes. Te necesito en mi vida ¡por dios santo! te necesito mi amigo...
Con una chingada.... ¡cómo te necesito!
Lu*
(en este mundo que va a la velocidad del rayo, aguanto el vuelo más si me agarro de tu mano, acompáñame hasta donde quiera llegar)
3 comentarios
Lucero -
Cuánto tiempo!!! ¿cómo estás??? ¿cómo me encontraste por acá??? jajaja qué bueno es saber de tí después de ¿años? ufff si.. muchísimos años!
Dra. Marcela Edith Gómez Tovar -
Dra. Marcela Edith Gómez Tovar -